Alquimia y Música (vol II)



Segundo fragmento de “Alchemie”, Helmut Gebelein.
… Las obras de muchos compositores, como también de otros artistas, estaban y están influidas por idearios herméticos.
Esto se aplica también a Claudio Monteverdi, con el que empieza la historia de la ópera. Cuando era maestro de capilla de Vincenzo de Gonzaga en Mantua participó en experimentos alquímicos. Estuvo tan interesado en la alquimia que trabajó en ella hasta el final de su vida. Mas tarde, en Venecia, mantuvo un intercambio de correspondencia con su amigo Ercole Marigliani sobre la fundición de oro y plata, sobre ácidos y sobre todos los procesos alquímicos posibles. Sin duda, durante su viaje a Praga tuvo la posibilidad de conocer a Rodolfo II y también de discutir sobre alquimia con Maier, que en aquella época estaba en la ciudad. Entre sus obras habría que citar especialmente la ópera (no conservada) Mercurio et Marte.
Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart fueron francmasones. Mozart escribiò una gran cantidad de obras masónicas, aunque la mayorìa de ellas no està dentro de lo mejor del compositor. La Flauta Mágica (1791) está fuertemente influida por conceptos masónicos, incluso se le reprochó que en esta ópera revelara misterios de la francmasonería, en la ópera también se encuentran símbolos de la alquimia, como el viejo roble del que está tallada la flauta mágica, la prueba de los cuatro elementos, etc. antes de que Tamino se someta a la última y más difícil prueba con el fuego y el agua, oímos el canto de dos hombres con armadura:

Aquel que atraviese este camino lleno de peligros
Será purificado por el fuego, el agua, el aire y la tierra;
Y cuando haya superado el sobresalto de la muerte,
Se lanzará de la tierra al cielo.
Entonces estará en situación de recibir la inspiración
Y consagrarse por completo a los misterios de Isis.
Esta pieza es única en la historia de la ópera. Utiliza como base un movimiento coral de Bach. Con ello remite de nuevo a la prisca sapientia, la antigua sabiduría de los experimentos. Y los experimentos con la flauta mágica recuerdan a los antiguos misterios de Grecia o Egipto.
Mozart pertenecìa a la logia masónica de Viena “Para la beneficencia”, que màs tarde llamò a ser la logia “Para una nueva esperanza coronada”. De esta logia proceden unas detalladas instrucciones del año 1780 para la instalaciòn de un laboratorio alquìmico. Mozart debiò estar seguramente muy familiarizado con el conocimiento de la alquimia o de la filosofìa hermètica.
De los siglos XVIII y XIS se conocen casi 20 òperas que llevan por tìtulo “El Alquimista” y de ellas la màs famosa es la de Louis Spohr, según un libreto de Kart Pfeiffer, estrenada en julio de 1830 en el teatro real de Kassel. Se trata, sin embargo, de una òpera còmica.
Como en las piezas teatrales, en aquella época el alquimista se convirtió en una figura còmica de la òpera y prácticamente sòlo aparecìa como embaucador o como estafador estafado.
La mayorìa de compositores se interesó por la mística y la filosofía hermética o alquìmica. Edgar Varese escribió en 1927 la pieza Arcana, que dedicó a Paracelso. Según la pagina de titulo de la partitura aparece la siguiente cita de la Astronomia Hermética de Paracelso: “Un astro està màs alto que los otros. Es la estrella apocalìptica; el segundo astro es el ascendente. El tercero, el de los elementos y de ellos es el cuatro, con lo que forman seis astros. Junto a estos todavía hay otro astro, la fantasìa, que muestra una nueva estrella y un nuevo cielo”.
Arnold Schönberg se interesò junto al mìstico y visionario Swedenborg por la alquimia, la magia blanca y la teosofía, entre otras cosas. El sistema dodecafónico se remonta a la cábala. A este respecto escribe Gustav René Hocke: “La música se ha convertido en una destilación de los laboratorios alquímicos del sonido y la palabra”. Música y poesía se influyen mutuamente. La música es considerada como “poesía absoluta”, como poesía sin palabras, de ahí que el poeta Mallarmè dijera “Yo hago música”.
En Pitágoras la música de las esferas era inaudible, como una música de fondo continua. En El Mercader de Venecia de William Shakespeare podemos leer:
Mira el firmamento, mira como el plan celeste
Está densamente revestido con discos de luminoso oro.
Todo lo que observas, también la más pequeña esfera,
Canta en su movimiento como un ángel
Y se reúne con el querubín del ojo eternamente joven.
Tal armonía llena las almas de los inmortales.
Pero mientras nos cubra este cuerpo perecedero de barro,
Este gran envoltorio, no lo podremos oír.
Mientras tanto, los científicos han intentado hacer audibles los sonidos del universo. Behrendt escribe al respecto: “Willie Ruff y John Rodgers (…) han introducido las órbitas de los planetas en un sintetizador, un moderno instrumento musical electrónico (…) Para ello han partido de las órbitas elìpticas y se han atenido exactamente a las indicaciones de Kepler. Como èl habìa calculado, las han asociado al planeta saturno del contra-G (…) De ahí las leyes de Kepler definen inevitablemente los sonidos de todos los otros planetas (…)
Tras la muerte de Kepler se descubrieron tres planetas más: Urano, Neptuno y Plutón. Dado que estos planetas se mueven muy lentamente, su transposición a un tono excedería la capacidad auditiva del ser humano. Pero los profesores Ruff y Rodgers han descubierto que las elipses de traslación de estos planetas exteriores pueden hacerse audibles para el oído humano mediante ritmos (…)
De ello resulta que los siete planetas visibles forman en sus òrbitas elìpticas un –esta expresión proviene de Kepler, ¡el Kepler mùsico!- “motete de seis tiempos” mientras los tres planetas exteriores (…) forman el grupo rítmico”
En el casette Nada Brahma de Berendt se pueden oír estos sonidos.
Si se toma en serio el principio hermético “como es arriba es abajo”, deberían también existir 12 planetas en correspondencia con la música dodecafónica, en caso de que también exista concordancia entre los planetas y los sonidos. La actual astrología tambièn trabaja con doce planetas, con lo cual el Sol y la Luna figuran entre los planetas según el antiguo uso. Todaza no se han añadido los planetas no descubiertos Vulcano y Adonis, cuyos datos orbitales ya se han calculado.
El 23 de marzo de 1929 Goethe le decía a Eckermann:”He encontrado entre mis papeles una hoja en la que me refiero a la arquitectura como música petrificada” y, realmente, algo de ello tiene: la atmósfera que surge de la arquitectura se aproxima al efecto de la música.
Por eso no resulta sorprendente que las proporciones y el sistema de la catedral de Chartres se basen en los tonos musicales eclesiàsticos, especialmente en la primera escala gregoriana, basada en RE, cutas notas principales son RE – FA – LA, como ha demostrado Louis Charpentier.
También otras catedrales góticas fueron construidas según proporciones musicales, como son la catedral de Colonia y la de San Esteban de Viena. Otro ejemplo es la construcción de la barroca iglesia de peregrinación de los Catorce Santos, donde se encuentran armonías de diferentes partes del Clavecìn bien Temperado de Bach.
El sonido es una forma de energía y por eso influye en los procesos físicos y químicos. En las clases de física suelen explicarse las figuras acústicas de Chladni. Se obtienen mediante la pintura con un arco de violín de una placa de vidrio sobre la que se ha puesto arena fina. La arena se ordena según un patrón característico. También el agua se deja estimular o activar con ondas sonoras. Aunque un análisis químico no revela ninguna diferencia respecto a otras aguas, esta agua estimulada tiene otras propiedades mensurables.
Como conclusión podría relatarse la siguiente historia, en la que no mencionaré nombres, pues así me fue contada. En la ceremonia de coronación del Sha de Persia se pidió a un invitado que fuera a ver a un amigo del Sha. Después de acceder a ello, viajo durante horas a través del desierto de Persia, y al final se detuvo en un pequeño pueblo junto a la casa de un árabe. El interior de esa casa era como el laboratorio alquímico de las antiguas pinturas. Junto a los utensilios habituales había también un viejo gramófono. Sólo pudo comunicarse con el árabe mediante una especie de lenguaje por señas, ya que éste sólo hablaba árabe. Una lengua que no dominaba. Le preguntó por el significado del gramófono. Luego el anciano cogiò un alambique con un líquido transparente, puso el gramófono en marcha, mantuvo el alambique delante de la trompa del gramófono y señaló la superficie del líquido. Éste mostró primero unas ondas, pero al cabo de un rato apareció una capa metálica e irisada. Después el anciano dejó a un lado el alambique con una sabia sonrisa. Según la opinión del narrador, mediante la música se desencadenó una reacción fisicoquímica que, sin embargo, no pudo analizar con más detalle.

Fuente: http://venusilegitima.wordpress.com/2010/12/04/alquimia-y-musica-vol-ii/
newer post older post